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Mostrando entradas de enero, 2013

El aburrimiento

Conocí a una profesora que se ofendía cuando Casilda, que a lo mejor no cumplía con sus ocho horas de sueño reglamentarías, se dormía en su clase. También se dormía en la mía, no penséis. Pero yo nunca me ofendí por ello, ni la despertaba, pobre. Casilda se aburría. Simple y llanamente. Y hacía lo mismo que hacen los animales: cuando se aburren, a dormir. Una postura, a mi juicio, bien respetuosa con el medio ambiente. La mayor parte de los humanos, no. Si pasan treinta segundos sin un estímulo, se aburren, y buscan otro. Los que hacen eso no duermen en clase, sino que incordian. Y los profesores más críticos con nosotros mismos, los que no nos ofendemos si se nos duermen los alumnos, ni nos volvemos locos con los que incordian, pasamos mucho tiempo realizando cursos en los que aprendemos las metodologías más innovadoras para mantener la atención de los niños en el aula. A veces me da por pensar que si cuidáramos más de nosotros mismos, los profesores seríamos personas interesan

Estrategia

Los directivos de la escuelas tienen que saber a dónde llevan el proyecto que se les ha encomendando, porque no todo es igual, y no todo empieza cuando levantamos la persiona cada septiembre, ni se acaba cuando la bajamos en junio. No nos han enseñado a ser estrategas, y tenemos que serlo. Para eso lo primero es ver. Y ver más allá. Que cuando un ciego guia a otros, mala cosa. Y la ceguera del que no quiere ver es la peor de todas. Así que tener los ojos bien abiertos es el primer requisito para dirigir competentemente una escuela. Si luego no hay luz, y no se ve, uno tiene que ensayar además la competencia de caminar en la ocuridad, pero no se para. Porque si se para, la vida le lleva por delante, y a lo mejor acaba donde no quiere estar. Ni él, ni el cole que dirige. En eso están en el Equipo Directivo del Sagrado Corazón de Santoña. Linternas, pertrechos, los ojos bien abiertos, y a diseñar el Plan Estratégico para los próximos años. Ánimo!!

Lo fácil y lo difícil

Jose Antonio Marina suele decir que "los niños que necesitan más amor siempre lo buscan de la forma menos cariñosa”. A lo mejor eso está en el fondo de nuestra distinción favorita, entre niños buenos y niños "bicho", entre alumnos fáciles y alumnos difíciles.  A los niños fáciles es fácil quererlos. A los niños difíciles, que precisamente son difíciles porque son muy vulnerables, es difícil quererlos; son incómodos, son muy irritables, son muy irritantes. A todos nos gustan los niños fáciles y monos. También en la escuela: a todos nos gustan los alumnos brillantes. Queremos tenerlos en clase. Queremos protegerlos de los otros. Que den lustre al proyecto.  Que no se vayan a otro colegio. Pero en la escuela son los más difíciles los que necesitan los mejores maestros.

Laredo

Cuando un grupo de profesores, y sus directores, cuidan la acogida a las personas que los visitan, multiplican por dos el bien que hacen a los niños a los que educan. Cuando te acercas a San Vicente de Paúl, en Laredo, siempre pasa lo mismo. Que te encuentras la tortilla calentita, el café inundándolo todo con su olor, y dos docenas de sonrisas aunque sean las cinco de la tarde y los peques les hayan dejado para el arrastre. Es lo que tiene el entusiasmo.

En Burgos, Saldaña. ¿Dónde mejor?

¿Os imagináis un Colegio desde el que, con el paisaje de fondo de las torres de la Catedral, enseñen a los niños a vivir y a convivir y a disfrutar aprendiendo, con vocación y profesionalidad de las de enmarcar? Pues eso es el Colegio La Visitación de Nuestra Señora. El Colegio "Saldaña" de toda la vida. En Burgos, claro. El pasado miércoles iba yo hasta allá con la idea de aprovechar la visita para comer unas morcillitas en la capital gastronómica española 2013, y me encontré con cuarenta y tantos profesores empeñados, desde el primer día de clase del año nuevo, en ser mejores profesionales cada día, haciendo de cada alumno el centro de sus preocupaciones. Y con un Equipo Directivo que para sí quisiera el BBVA. Volví a mi casa con las pilas cargadas de ilusión, y con ganas de volver. Por las morcillas, también. Pero sobre todo, por ellos.

Carbón

Carbón, mucho carbón. Para Wert, el primero. Y luego, a mucha distancia... ... para los que hacen leyes para mejorar la calidad de la educación mientras dicen que se pueden impartir veinticinco horas lectivas a la semana a seres humanos. Para los directores que piensan antes en los papeles que en las personas. Para los maestros a los que no les guste enseñar. Y para los maestros a los que no les guste aprender. Para los padres que exigen en el cole como en el supermercado. Para los inspectores que van a los colegios solo a meter el dedo en el ojo. Para los miserables que llevan droga a la puerta de las escuelas. Para los que se dedican a esto de educar y no leen un libro en todo el año. Para los que se dedican a esto de educar y nunca sueñan. Para los que se pasan el día soñando y luego no dan un palo al agua.