No sé quien me lo enseñó, pero lo aprendí, que el pan y el periódico satisfacen una misma necesidad primaria. Hace tiempo que no como pan y que leo el periódico a través de internet, pero es lo que veo los domingos por la mañana cuando voy a por los bollos del desayuno: gente mayor con el pan y el periódico. Uno te pone el estómago en su sitio, y el otro el resto del cuerpo. Del soy yo te das cuenta al levantarte, o un rato después. Del estoy aquí te da cuenta el periódico. Los expertos nutricionales esos que crecen como setas dicen que desayunar mal debería constituir un ilicito penal y ser severamente castigado. Elogio del pan, tostado con mantequilla, y mejor para los panaderos. Pero no oigo a ningún pedagogo decir que no se puede entrar al aula sin haber leído el periódico de hoy. Pero si no lo has leído, ¿cómo vas a saber que el mundo que quieres que conozcan y que amen sigue ahí? Hay noches que al rezar el padrenuestro pido a Dios el periódico en lugar del pan. Pero es que hac...
(o proponer sin tregua camelias sobre musgo)