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PERSPECTIVA

Manuel Moreno Mauricio viajó a la URSS después de salir de la cárcel de Burgos, donde Franco lo encerró para doblegar su voluntad a base de frío. Lo cuenta Enric Juliana en "Aquí no hemos venido a estudiar", una de esas obras sencillas que le ayudan a uno a entender el mundo. Manuel Moreno sabía que aquel mundo no funcionaba bien, pero era su mundo: era su "esfera". Toda persona humana vive en el interior de una esfera: puede ser inmensa como la cristiandad, puede ser grande y tensa como el movimiento comunista internacional, puede ser intensa como una pequeña nación, puede ser la familia, puede ser el Fútbol Club Barcelona o el Real Madrid, pueden ser los "amigos" de facebook, los seguidores y los trolls de Twitter, pueden ser los seguidores de Instagram, puede ser la saga Star Wars, puede ser un amigo imaginario... Siempre habitamos en el interior de una esfera. Eso pienso yo, también. Por eso creo que lo mejor que podemos dar a los demás es perspectiva.
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El Elemento

Santiago Moll  me llevó en 2016 hasta El elemento después de haber oído hablar decenas de veces de Sir Ken Robinson. A Montserrat del Pozo, a Richard Gerver y a cuantos piensan y escriben que la escuela tiene que cambiar. Y que todo empieza por maestros que entiendan la educación y la vida en la escuela como lo que da sentido a sus días y sus noches. Me dejó incómodo. Porque denuncia que la escuela mata la creatividad, con tanta obsesión por el programa, y con una organización que la ahoga. Y me enseñó que no se puede explicar nada, a nadie, si no es empezando con una buena historia. El libro empieza así:  hace unos años oí una historia maravillosa que me gusta mucho explicar. Una maestra de primaria estaba dando una clase de dibujo a un grupo de niños de seis años de edad. Al fondo del aula se sentaba una niña que no solía prestar demasiada atención; pero en la clase de dibujo sí lo hacia. Durante más de veinte minutos la niña permaneció sentada ante una hoja de papel, completamente

Nadie es de nadie

Los padres deberíamos ser los más interesados -dice Daniel Innerarity- en liberar a nuestros hijos de nuestra presencia monopolística.  Y yo lo que veo es que muchos no están dispuestos a hacerlo. Que ni se plantean que lo suyo con los hijos sea un monopolio. Nuestra responsabilidad -continúa Innerarity- en su educación y nuestro derecho a decidir qué educación queremos para ellos debe incluir el compromiso de educarlos en un espacio común, compartido con quienes no les dispensan el mismo afecto que nosotros y en el que reciban un contraste real con nuestro modo de vida particular. Pero no. Los gobiernos del PP y Vox promueven o consienten el voto parental para excluir contenidos y actividades del proyecto de la escuela que ellos mismos eligieron, las mesas de los inspectores de Educación se llenan de quejas de padres contra tutores y contra tutoras, por lo que oyen a sus hijos e hijas decir que aquellos dijeron en clase, y tantos y tantas recurren a la escuela concertada huyendo de

Nadie se va a reir

Decía Milan Kundera que la ironía es una forma de conocimiento tan útil como la ciencia. Pero la lectura es este libro de Juan Soto Ivars me ha obligado a darle una vuelta a este asunto, y a pensar en cómo uso la ironía, porque, como dice el autor, la gente no tiene tiempo para pensar en los dobles sentidos ni para valorar contextos. De cuanto he subrayado, me quedo pensando en que la provocación es una de las pocas armas de los que no tienen nada. Y si además la usan con inteligencia, añado, es un arma muy potente. Hago mía la intención de ser un poco más somarda, aunque no sea aragonés, y seguir cuestionando la solemnidad desde la planta baja de la vida, que es donde vivo. Me reafirmo en que a internet no se va a saber más, sino a saber menos, aunque de más cosas, y para tener razón, aunque sea sin razonar. Que la profundidad del conocimiento se busca en los libros, frase a frase, página a página. Y, lo más importante, que tantas y tantas veces, el cachondeo esconde melancolía.  

La era que vivimos.

Que el tiempo humano se mide en rachas, y no en años, es una evidencia. Pese a ello, muchas personas -en realidad, casi todas-, celebran el comienzo de año nuevo como si se abriera una etapa nueva en su vida, o en la de los demás. Algunos profesores y algunas profesoras, y también directores y directoras, viven el tiempo como una repetición del ciclo septiembre-junio. Siempre igual, siempre lo mismo. Vete tú a hablarles de previsión, y de planes. Yo quiero ser fiel a la realidad, y mido mi vida en rachas. Pese a ello, en cada Nochevieja tomo las uvas y beso a los míos, porque los quiero, y los veo felices.  La racha en la que estoy empezó con la pandemia, en 2020, y no es la mejor de las que he vivido. En realidad, más que una racha, tengo la sensación de estar viviendo una era. No veo su final. Pero estar, está.

Cabeza y mundo

La cabeza de los seres humanos no siempre está completamente de acuerdo con el mundo en que viven (Saramago, Ensayo sobre la lucidez, página 170). Eso explica que, tres semanas después de la tarde del 20 de agosto, Rubiales no sepa todavía qué hizo tan mal. Eso explica que, pasadas dos semanas de la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, Luis de la Fuente siga creyendo que no hay razones para dejar de ser seleccionador. Eso explica que, mes y medio después de las elecciones del 23 de julio, Núñez Feijoo diga que lo democrático es, solo, que se deje gobernar al partido más votado. Solo son tres ejemplos de cómo cabeza de algunos y mundo de todos habitan en lugares distintos. Muchas personas piensan que las cosas son lo que no son (a lo mejor son lo que eran en el momento en el que dejaron de pensar), y eso solo puede provocar dos cosas: a ellas, que vayan por donde no hay salida, o que estén donde no les toca. Y a los demás, algo de vergüenza. Como soy maestro, concluyo que la escuela deb

Ya no hay caníbales.

Daniel Innerarity dice con precisión lo que otro pensamos con difusión: nadie es de nadie .   Así que los hijos tampoco son de sus padres. Que ser padre o madre es más fuente de preocupaciones que de alegrías, sobre todo si se tienen en cuenta, uno a uno, los veinte primeros años de la vida del hijo, es una obviedad, y por lo tanto no merece mayor comentario. Que ser padre es más fuente de obligaciones que de derechos no es una obviedad, y merece un comentario. Y más desde que Vox, al llegar a las instituciones, pone sobre la mesa el veto parental.  En mi opinión, y en relación a la escuela, son dos las obligaciones de los padres: llevar a los hijos y dejar hacer a los maestros.  En la escuela aprenderán a leer. Dice Gregorio Luri que leer es la primera destreza que debería enseñar la escuela. Y además de las letras, las palabras, las frases y sus contextos, los maestros les enseñarán también a leer la vida, para que los niños y las niñas transiten de su casa, que es una cosa, al mundo