A mí me cuesta ver la belleza de las cosas. Se me va más la vista a los sitios asquerosos, donde abunda la miseria humana. En uno de esos lugares ví una vez a una persona mayor cuidando con emoción de una planta. Y me acordé de ella al terminar de leer La elegancia del erizo (M. Barbery)
Y yo, que encima del musgo lo único que he puesto en mi birria vida es el cagané del Belén en Navidad, imagino que me dice que educar es crear belleza. Sacar el caballo, o el burro (¿quien ha dicho que es más bonito un caballo que un burro?) que estaba escondido en el bloque de piedra
Renée, la portera del número 7 de la calle Grenelle de Paris, dice que educar es proponer sin descanso camelias sobre musgo.
Yo dije lo de que los alumnos pueden sacarte "el burro" que llevamos dentro los profesores en un anterior comentario; pero no me refería a que fuera menos bello que un caballo,era literal y ya se aclaraba a que me refería.
ResponderEliminarPlatero es bien bonito y los que tiene Maite L. en el caserio son preciosos; además ahora, algunos son especies protegidas y cuando no los usan "a lo burro" sin matarlos a trabajar y los cepillan, están chulísimos.
Se podía haber puesto cualquier animal dentro de la piedra, cada uno tiene su gracia. Será que a mí me gustan mucho los animales. Aunque parece que históricamente un caballo tiene adjudicada cierta dignidad; también podía haber sido un ornitorrinco, que a mi modo de ver lo que tiene más feo es el nombre.
¡Y bien claro tienes como profesor que educar es crear belleza y los alumnos bien que lo aprecian!: esperan expectantes lo que les vas a proyectar cada día desde el ordenador, dispuestos a realizar los atractivos trabajos que les propones, disfrutan con las posibilidades de participar con sus opiniones mientras les escuchas con atención, ¿quién más que tú les pone música relajante mientras piensan? y siempre a la última con la noticia todavía caliente recién escrita del periódico.
Seguro que pones el cagané en el Belén, pero no es eso sólo lo que colocas sobre el musgo...
Sofía.