Escucho a Carmen Rodríguez , portavoz de Igualdad del Partido Popular en el Congreso, decir que en los siete años en los que se ha impartido, la asignatura de Educación para la Ciudadanía se ha mostrado ineficaz e insuficiente: no somos más iguales. Y que, por lo tanto, hay que quitar la asignatura y hacer otra cosa. La escucho decir que, aunque los jóvenes son cada vez menos tolerantes con las expresiones más duras de la violencia de género, muchos todavía consideran normal que se controle a la pareja de uno. Y que a esto nos ha llevado la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Que, por lo tanto, hay que quitar la asignatura y hacer otra cosa. Que hay que hacer otra cosa está más claro que el agua. Pero si quitamos asignaturas por ineficientes (es mentira, no la han quitado por ineficiente, sino por roja), y damos siete años para medir la eficiencia, ¿con cuántas nos quedamos? Y si nos ponemos a hacer otra cosa, porque no se puede vivir el mundo todo junto y estudiarlo sepa...
(o proponer sin tregua camelias sobre musgo)