Ir al contenido principal

Lo fácil y lo difícil

Jose Antonio Marina suele decir que "los niños que necesitan más amor siempre lo buscan de la forma menos cariñosa”.

A lo mejor eso está en el fondo de nuestra distinción favorita, entre niños buenos y niños "bicho", entre alumnos fáciles y alumnos difíciles. 

A los niños fáciles es fácil quererlos. A los niños difíciles, que precisamente son difíciles porque son muy vulnerables, es difícil quererlos; son incómodos, son muy irritables, son muy irritantes.

A todos nos gustan los niños fáciles y monos. También en la escuela: a todos nos gustan los alumnos brillantes. Queremos tenerlos en clase. Queremos protegerlos de los otros. Que den lustre al proyecto.  Que no se vayan a otro colegio.

Pero en la escuela son los más difíciles los que necesitan los mejores maestros.

Comentarios

  1. De vez en cuando te visito por aquí y te leo, Pedro; y a menudo dices grandes verdades. Pero la que leo hoy me parece tan grande, tan mayúscula, desde mi corta pero intensa experiencia docente, que no he podido dejar de decirtelo.

    Total y absolutamente de acuerdo. Yo (que fui una alumna de las fáciles)quiero a mis alumnos fáciles, pero mucho más a mis alumnos difíciles.

    Y los tengo, y me complican la vida, y me consumen tanta energía... Pero aun así, no se hacerlo de otro modo, porque sé que me necesitan más. Incluso cuando más difícil me lo ponen intento no olvidarlo. Y ellos lo saben.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Erika, por aportar tu experiencia a este rinconcito de compartir.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

La era que vivimos.

Que el tiempo humano se mide en rachas, y no en años, es una evidencia. Pese a ello, muchas personas -en realidad, casi todas-, celebran el comienzo de año nuevo como si se abriera una etapa nueva en su vida, o en la de los demás. Algunos profesores y algunas profesoras, y también directores y directoras, viven el tiempo como una repetición del ciclo septiembre-junio. Siempre igual, siempre lo mismo. Vete tú a hablarles de previsión, y de planes. Yo quiero ser fiel a la realidad, y mido mi vida en rachas. Pese a ello, en cada Nochevieja tomo las uvas y beso a los míos, porque los quiero, y los veo felices.  La racha en la que estoy empezó con la pandemia, en 2020, y no es la mejor de las que he vivido. En realidad, más que una racha, tengo la sensación de estar viviendo una era. No veo su final. Pero estar, está.

En Burgos, Saldaña. ¿Dónde mejor?

¿Os imagináis un Colegio desde el que, con el paisaje de fondo de las torres de la Catedral, enseñen a los niños a vivir y a convivir y a disfrutar aprendiendo, con vocación y profesionalidad de las de enmarcar? Pues eso es el Colegio La Visitación de Nuestra Señora. El Colegio "Saldaña" de toda la vida. En Burgos, claro. El pasado miércoles iba yo hasta allá con la idea de aprovechar la visita para comer unas morcillitas en la capital gastronómica española 2013, y me encontré con cuarenta y tantos profesores empeñados, desde el primer día de clase del año nuevo, en ser mejores profesionales cada día, haciendo de cada alumno el centro de sus preocupaciones. Y con un Equipo Directivo que para sí quisiera el BBVA. Volví a mi casa con las pilas cargadas de ilusión, y con ganas de volver. Por las morcillas, también. Pero sobre todo, por ellos.

Nadie se va a reir

Decía Milan Kundera que la ironía es una forma de conocimiento tan útil como la ciencia. Pero la lectura es este libro de Juan Soto Ivars me ha obligado a darle una vuelta a este asunto, y a pensar en cómo uso la ironía, porque, como dice el autor, la gente no tiene tiempo para pensar en los dobles sentidos ni para valorar contextos. De cuanto he subrayado, me quedo pensando en que la provocación es una de las pocas armas de los que no tienen nada. Y si además la usan con inteligencia, añado, es un arma muy potente. Hago mía la intención de ser un poco más somarda, aunque no sea aragonés, y seguir cuestionando la solemnidad desde la planta baja de la vida, que es donde vivo. Me reafirmo en que a internet no se va a saber más, sino a saber menos, aunque de más cosas, y para tener razón, aunque sea sin razonar. Que la profundidad del conocimiento se busca en los libros, frase a frase, página a página. Y, lo más importante, que tantas y tantas veces, el cachondeo esconde melancolía.  ...