Ir al contenido principal

el paradigma del profesor de secundaria: se ríe



Era domingo por la mañana en El Salvador y domingo por la tarde en España. Abril de 1985. El Athletic se jugaba el campeonato de Liga en Mestalla. A miles de kilómetros de allí, el ejército salvadoreño y la guerrilla luchaban en las calles de San Salvador. Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, salvadoreños de Portugalete y de Bilbao, respectivamente, estaban escondidos en la Universidad. Ignacio se acercó a Jon para preguntarle cómo iban las cosas. Y este, que estaba escuchando Carrusel Deportivo, le contestó: ya llueve menos. Acaba de marcar Noriega

No son como aquellas, pero nuestra tarea de profesores y profesoras se desempeña también en un espacio de tensiones variadas. Ser competentes para aliviar esa tensión se hace cada vez más necesario en la escuela. No hay para ello herramienta más poderosa que el sentido del humor, que tiene tanto de ternura, y de mirada indulgente a la realidad. Que parte del reconocimiento de que los seres humanos tenemos limitaciones, y que prescinde de la amargura, que es
prima hermana de la depresión.

Mucho antes de que se pusieran de moda los cursos de risoterapia como prevención del stress, Jose Maria Cabodevilla escribió La jirafa tiene ideas muy elevadas (Ediciones Paulinas, Madrid, 1989) uno de esos libros cuya lectura habría aliviado a muchos de la necesidad de hacer aquellos cursos. El sabía que nuestra condición humana es motivo de risa. Y aunque de esto se da cuenta cualquiera, no todos sabemos aplicarlo en la vida diaria para distender ambientes enrarecidos, o para prevenir la formación de tensiones, o para desarmar a todos los tensadores vocacionales y a todos aquellos que quieran hoy, en pleno siglo XXI, y aún trabajando en esto de la educación, vivir seguros en un mundo de respuestas precisas o recetas infalibles. El humor constituye una agresión no prevista contra la autoridad de los maestros, los cuales pretenden siempre un acatamiento silencioso, esos maestros que tan concienzudamente se han dedicado a tapar con papel impreso los enormes agujeros que hay en las paredes del mundo.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Contra el pedagogismo

Lo mejor de la entrada de la innovación en la escuela es que los maestros descubrimos que las cosas se pueden hacer mejor, y no igual que siempre. Lo peor, que muchos acabamos pensando que todo lo nuevo es bueno, y que lo anterior es malo. Estábamos perdiendo el equilibrio y tocaba recolocarse. Este ensayo de Alberto Royo ayuda a recuperar el equilibrio.  Nos recuerda que la escuela está para enseñar y que a la escuela se va a aprender: " el profesor ha de servir al conocimiento, y ser la vía de transmisión hacia el alumno ".  Dos cosas que se nos estaban olvidando, de tanto poner la felicidad en el apartado de los objetivos de la escuela, y de tanto subrayar que al maestro le toca sacar (de no se sabe qué parte de los alumnos lo que estos ya sabían pero no sabían que sabían) y no meter (en ellos, el conocimiento que no tenían). ¿Que cuánto tiene que saber un maestro? Mucho. ¿Que como tiene que transmitirlo? Muy bien. Usando la metodología que mejor se adapta a cada momento.

La era que vivimos.

Que el tiempo humano se mide en rachas, y no en años, es una evidencia. Pese a ello, muchas personas -en realidad, casi todas-, celebran el comienzo de año nuevo como si se abriera una etapa nueva en su vida, o en la de los demás. Algunos profesores y algunas profesoras, y también directores y directoras, viven el tiempo como una repetición del ciclo septiembre-junio. Siempre igual, siempre lo mismo. Vete tú a hablarles de previsión, y de planes. Yo quiero ser fiel a la realidad, y mido mi vida en rachas. Pese a ello, en cada Nochevieja tomo las uvas y beso a los míos, porque los quiero, y los veo felices.  La racha en la que estoy empezó con la pandemia, en 2020, y no es la mejor de las que he vivido. En realidad, más que una racha, tengo la sensación de estar viviendo una era. No veo su final. Pero estar, está.

Cabeza y mundo

La cabeza de los seres humanos no siempre está completamente de acuerdo con el mundo en que viven (Saramago, Ensayo sobre la lucidez, página 170). Eso explica que, tres semanas después de la tarde del 20 de agosto, Rubiales no sepa todavía qué hizo tan mal. Eso explica que, pasadas dos semanas de la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, Luis de la Fuente siga creyendo que no hay razones para dejar de ser seleccionador. Eso explica que, mes y medio después de las elecciones del 23 de julio, Núñez Feijoo diga que lo democrático es, solo, que se deje gobernar al partido más votado. Solo son tres ejemplos de cómo cabeza de algunos y mundo de todos habitan en lugares distintos. Muchas personas piensan que las cosas son lo que no son (a lo mejor son lo que eran en el momento en el que dejaron de pensar), y eso solo puede provocar dos cosas: a ellas, que vayan por donde no hay salida, o que estén donde no les toca. Y a los demás, algo de vergüenza. Como soy maestro, concluyo que la escuela deb