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Mostrando entradas de mayo, 2009

el paradigma del profesor de secundaria: conoce el valor del esfuerzo personal, y exige

Sofía se incorpora a este esfuerzo por diseñar el mosaico de competencias del profesor, y nos deja este relato: Mi mamá era hija de una pareja de campesinos de Entre Ríos. Nació y creció en el campo entre animales, pájaros y flores. Ella nos contó que una mañana, mientras paseaba por el bosque recogiendo ramas caídas para encender el fuego del horno, vio un capullo de gusano colgando de un tallo quebrado. Pensó que sería más seguro para la pobre larva llevarla a la casa y adoptarla a su cuidado. Al llegar, la puso bajo una lámpara para que le diera calor y la arrimó a una ventana para que el aire no le faltara. Durante las siguientes horas mi madre permaneció al lado de su protegida esperando el gran momento. Después de una larga espera, que no terminó hasta la mañana siguiente, la joven vio que el capullo se rasgaba y una patita pequeña y velluda se asomaba desde dentro. Todo era mágico y mi mamá nos contaba que tenía la sensación de estar presenciando un milagro. Pero, de repente, e

el paradigma del profesor de secundaria: se ríe

Era domingo por la mañana en El Salvador y domingo por la tarde en España. Abril de 1985. El Athletic se jugaba el campeonato de Liga en Mestalla. A miles de kilómetros de allí, el ejército salvadoreño y la guerrilla luchaban en las calles de San Salvador. Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, salvadoreños de Portugalete y de Bilbao, respectivamente, estaban escondidos en la Universidad. Ignacio se acercó a Jon para preguntarle cómo iban las cosas. Y este, que estaba escuchando Carrusel Deportivo , le contestó: ya llueve menos. Acaba de marcar Noriega No son como aquellas, pero nuestra tarea de profesores y profesoras se desempeña también en un espacio de tensiones variadas. Ser competentes para aliviar esa tensión se hace cada vez más necesario en la escuela. No hay para ello herramienta más poderosa que el sentido del humor, que tiene tanto de ternura, y de mirada indulgente a la realidad. Que parte del reconocimiento de que los seres humanos tenemos limitaciones, y que prescinde de la am

educación y belleza

A mí me cuesta ver la belleza de las cosas. Se me va más la vista a los sitios asquerosos, donde abunda la miseria humana. En uno de esos lugares ví una vez a una persona mayor cuidando con emoción de una planta. Y me acordé de ella al terminar de leer La elegancia del erizo (M. Barbery) Renée, la portera del número 7 de la calle Grenelle de Paris, dice que educar es proponer sin descanso camelias sobre musgo. Y yo, que encima del musgo lo único que he puesto en mi birria vida es el cagané del Belén en Navidad, imagino que me dice que educar es crear belleza. Sacar el caballo, o el burro (¿quien ha dicho que es más bonito un caballo que un burro?) que estaba escondido en el bloque de piedra