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Mostrando entradas de mayo, 2017

¿Fuera o dentro? ¿Dónde empieza el aprendizaje?

Tumbado en la cuna, con unos meses de edad, sus ojillos se movían inquietos de un lado a otro. Su madre, inclinada sobre él, le iba mostrando, una tras otra, láminas con dibujos a la vez que decía en voz alta y clara la palabra del objeto o del animal representado en la lámina: vaca, casa, caballo, coche... Y cuando se acababan las láminas, vuelta a empezar: vaca, casa, caballo, coche... Estaba convencida de que recibir muchos estímulos externos - cuanto antes, y más, mejor - contribuiría a que el niño fuera más inteligente. Estaba convencida, también, aunque no había pensado nunca en ello, de que el proceso de aprendizaje se iniciaba fuera de la persona. Y no es así. Los niños llevan de serie un motor interno que les ayuda a descubrir so-los. ¿Sabéis cual es? El asombro. (Lee a Catherine L´Ecuyer, "Educar en el asombro")

asombro + duda = ganas de aprender

Ya nadie se asombra de nada. Ni de las patochadas de Kim Jong-un, ni de las ocurrencias de Trump o las "boutades" de Le Pen. Ni de lo último que ha robado un dirigente del PP ni del 1 de octubre (el día de la bronca en Ferraz) permanente en el que vive (y parece que seguirá viviendo) el PSOE. A lo mejor es lo normal, por aquello que decía Carl Jung de que todos nacemos originales y morimos copias. Pero a mí me parece mal. Sin asombro, y sin la duda que provoca el asombro, no tenemos ganas de aprender. Y sin ganas de aprender, ¿qué vamos a enseñar los maestros? ¿El programa? Anda ya.