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Mostrando entradas de mayo, 2013

Gracias

Leo esta mañana que la mayoría de nosotros no vuelve la vista atrás y dice a sus buenos profesores qué profundamente han afectado nuestra vida... Pues no estaría mal tratar de buscarlos y decirselo. Haríamos mucho bien a esa persona, porque los maestros reciben muy pocas veces el "gracias" de sus alumnos, y a medida que pasa el tiempo, esa falta de reconocimiento va dejando en su alma una huella de amargura. Y esa es la peor manera de avanzar por la vida laboral, porque detrás de la amargura vienen la tristeza, la apatía, la desilusión y muchas cosas feísimas más. Por intentarlo... A lo mejor tiene un perfil en Facebook, o twitter. A lo mejor puedes escribir tu agradecimiento aquí debajo (no olvides poner el nombre de la persona a la que das las gracias).

Visión de rayos X

Me preocupan mucho los prejuicios. Molestan mucho en la escuela. Y son peligrosos, además. Tener un prejuicio, decía Gordon Allport, es "estar absolutamente seguro de una cosa que no se sabe". Y como la sensibilidad es una de las competencias más importantes de los maestros, cuando la cuidamos vamos ganando terreno al prejuicio. Mientras que los prejuicios se quedan siempre en la superficie, en la apariencia, cuando cuidamos la sensibilidad mejoramos la visión de rayos X, tan propia de los maestros. Y nos hacemos capaces de ver, como en el video, a una persona detrás de un grafitero, a uno que sufre detrás de uno que interrumpe la clase, a alguien digno de cariño detrás de quien parece solo querer llamar la atención.

Perdedores

Escucho a Jaime Moreno decir que aquí (aquí es aquí, donde estamos nosotros)  todo se centra en el éxito, en los ganadores, pero que su vocación es la de estar con aquellos que no le interesan a nadie. Dice que lo que le motiva es estar trabajando con los perdedores. Me vienen a la memoria el bachillerato de excelencia que se inventó Esperanza Aguirre -los buenos estudiantes con los buenos estudiantes y los otros con los otros-, las quejas de los profesores cuando les toca ser tutores de cursos malos (?) y los veredictos de fracaso escolar de las sesiones de evaluación. No es habitual llamar a la puerta del despacho de Dirección y decir aquello de "este curso del que nadie quiere ser tutor, pónmelo a mí, que yo me crezco ante las dificultades". De esas personas me acuerdo, por lo insólito de su demanda. También me acuerdo de que había muchas personas todos los años demandando lo contrario. Y me pregunto qué motiva a la escuela cristiana a seguir siendo escuela, y cri