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Mostrando entradas de marzo, 2020

Eso que necesitamos

Algunas personas dicen que después de la tempestad viene la calma. Otras, que es al revés, que es la calma la que precede a la tempestad. Y yo no sé dónde estamos ahora. Si en la calma, que nunca viví en un silencio así. Si en la tempestad, que nunca oí un zumbido igual de idiotas y de rencorosos, sacando la cabeza en las redes y en las teles detrás del virus. Óscar, mi compañero en el departamento de Sociales, era de los que pensaban que la calma era un mal presagio: - Qué bonito día hace hoy, le decía yo cuando entraba al despacho a las ocho de la mañana. - Sí, ya verás qué pronto entra uno por esta puerta y lo jode. En cualquier caso, esas dos maneras de referirse a las cosas buenas o malas que nos pasan apuntan a la sucesión cronológica, ahora lo bueno, luego lo malo. Para mí, las cosas nunca han sido así. Y ahora, menos. Mis días se parecen más a la lluvia en días de sol . Lo bueno y lo malo, todo junto. Aplausos e insultos, aplausos y tensión, aplausos y lágrima

Estado de alarma, cuarto día

Tengo para mí que la escuela tiene tres compromisos. Uno, con la belleza. Otro, con la bondad. Y otro, con la verdad. Empezaré por la belleza. Es nombrarla y acordarme de Ana, que pasa estos días sola, encerrada en su piso de Tarragona, y jugando al veo, veo, con sus vecinos. Ana, como si fuera una escuela, también tiene un compromiso con la belleza. Ella, que es más bella por dentro que por fuera (que ya es decir), lleva desde los ocho años imaginando belle za, creándola, y mostrándola a quien quiera verla desde el agua de la piscina. Su compromiso con la belleza le ha llevado a reproducirla en las sonrisas, en los cuerpos y hasta en las almas de las niñas a las que entrena. Y en esta misión, Ana se ha convertido en una escuela andante, o nadante, o como se diga. Cada noche de aislamiento comparto música con ella, a ver si se me pega algo de su belleza. Y ayer le decía que una humanidad que ha sido capaz de crear composiciones tan bellas como esta de Pau Casals ( el cant

Estado de alarma, tercer día

Tercer día de aislamiento social, y sigo pensando en los profesores. Nos las dábamos de expertos en vivir en lo incierto. Veréis. La Ley que regula lo que hacemos no está clara, porque cambia cada poco tiempo (¿con dos se repite, o eso era antes?). El programa parece que está claro, aunque lo que no está claro es si podrás darlo (lo normal es que no). La lista de alumnos está clara, de Antúnez a Zamorano, del 1 al 25. Pero lo que no está claro es que estén ahí, en clase, porq ue aunque los veamos a todos, pueden que estén en Instagram, o en cualquier otro mundo paralelo a este. Y el horario está claro (los colegios son expertos en cuadrar horarios increibles), pero cada hora encierra una sorpresa, no siempre de las buenas. Nos las dábamos de expertos, pero la incertidumbre se nos ha aparecido estos días más densa, más poderosa y más viscosa de lo que nunca creímos que fuera, y más gris de lo que nunca imaginamos. Vivimos estos días, literalmente, como cantaba Raimon , c

Estado de alarma, segundo día

Segundo dia de aislamiento. Todo él pensando en los profes. Con los alumnos, al otro lado del ordenador, intentando que todo funcione, y con el riesgo, tan evidente, de que no funcionase nada. Que si la wifi, que si la clave, que si la contraseña… Queriendo explicar la Generación del 27, a dividir por dos cifras, el present continuous, cómo funciona el aparato digestivo o cómo es una célula… ¿No estaremos yendo en dirección contraria? ¿No es mejor aparcar el programa y pregun tarles cómo están? ¿No es mejor que pregunten sin parar? ¿No es mejor enseñarles a entender este mundo redondo, sin alrededores, donde una enfermedad empieza en China y acaba en Gijón, en Los Ángeles, en Vigo, y en Irun? ¿No es mejor enseñarles a protegerse de un virus? ¿No es mejor que aprendan a cuidar a sus mayores? ¿O a hacerse la cama? ¿O a cocinar unos raviolis? ¿No es mejor enseñarles formas de controlar la angustia, el estar encerrados? ¿No es mejor enseñarles a interpretar los signos de los

La verdad de las cosas

Cada vez que digo que la escuela tiene que enseñar a buscar la verdad me acuerdo de aquel profesor de Historia que, lo mismo que Pilatos a Jesús a las puertas del suplicio, me preguntó qué era la verdad. He leído de un tirón "Ensayo general de una revuelta", de Francesc-Marc Álvaro. Entre otras cosas, porque sigo intrigado con lo que pasó en Barcelona, entre el Parc de la Ciutadella y la Plaza Sant Jaume en octubre de 2017. Porque quiero saber por qué se declaró la República y no se arrió la bandera de España del Palau de la Generalitat. Igual que si fuera profesor de Historia y trabajara en Barcelona. Como me interesaban los hechos, acumulaba información, y demasiada información, dice el autor, acaba ocultando la verdad. Sostiene Álvaro que la versión más próxima a los hechos que hoy tenemos es la que proporcionó Xavier Melero, abogado de Joaquim Forn, en su informe de conclusiones en el Tribunal Supremo, el 12 de junio de 2019. Sostiene que, para entender el pr