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Mostrando entradas de abril, 2009

el paradigma del profesor de Secundaria: ser capaz de soñar. Y de querer

Ya van dos amigas que recogen el guante. Gracias, Bego! Creo que es imposible encontrarse de verdad con otro ser humano, mucho más imposible si se trata de un niño o un joven, sin la capacidad de soñar. Quiero atreverme a soñar ahora un poco. Soñar en lo que puede llegar a convertirse si se atreve a desarrollar todas sus potencialidades más allá de temores, comodidades y convencionalismos sociales. Soñar en lo pleno que puede llegar a vivir si no renuncia a ser quien es ni a encontrar su sitio en el mundo. Soñarle más allá de los límites y las dificultades, los fracasos y las equivocaciones. Las suyas y las nuestras. Porque soñarle es confiar en sus posibilidades. Quien no sueña, no puede creer mucho. Y, quien no cree en alguien, no apuesta por él ni pone medios. Por tanto, soñarle y quererle y apostar por él. Tal cual es. Con realismo, pero también con amor (y, por qué no, con cierta dosis de utopía, ¿tal vez incompatible con el realismo en estado puro?). Aunque nunca quiera o nunca s

el paradigma del profesor y maestro: una persona paciente

Siempre que voy sola en el coche, me gusta llevar la radio encendida; unas veces la escucho, otras, simplemente, su murmullo me hace compañía. Una tarde, volviendo del trabajo escuché una historia… Os la voy a contar. “ Dicen, que había un escultor, que trabajaba en la parte trasera de su casa: un pequeño jardín, sin ningún tipo de lujo, en el que el hombre encontraba la paz necesaria para recibir la inspiración. Allí tenía grandes piedras y todos los instrumentos que necesitaba. Justo al lado, vivía un chaval de unos seis años, a quien empezaron a intrigar tantos ruidos en el jardín de su vecino. Una tarde, no pudiendo resistir la curiosidad, se encaramó a la pequeña tapia que separaba las dos casas; se camufló entre las plantas que allí crecían y se puso a observar: - Pues sí que era raro aquel señor, los ruidos los hacía dando golpes a una gran piedra que tenía en el suelo. Pero no eran golpes al tun-tun, parecía elegir los lugares; además, de repente, dejaba de golpea

El paradigma del profesor y maestro: un ser apasionado

La pasión es una manera de vivir. Una forma de abordar las tareas en las que uno se empeña. desde las más importantes, como comprar el pan, y el periódico, hasta las más sencillas, como limpiarse los zapatos. En un profesor, o en una profesora, la pasión empieza por entender su trabajo como parte del proyecto que es su vida. En esa medida, el trabajo no es trabajo, solo, sino horizonte de sentido. Un lugar, un tiempo y un espacio donde cada día se juegan cosas importantes. La pasión es una cosa que te come por dentro, que alimenta el inconformismo, las ganas de mejorar y el interés por la formación. La pasión es un salvavidas que ayuda a leer las dificultades como un estímulo para la superación. Hace unos meses Juan Maria Uriarte, obispo de San Sebastián, hablaba en Bilbao de la manera cristiana de transformar en la Escuela. Nos decía que consiste en insuflar los valores humanos y cristianos promovidos por el Evangelio. Y refiriéndose al de la paz, subrayaba no tanto el valor en sí, si

Padres invasores, hijos merluzos

Cristina Castro firmaba hoy un artículo en El País que empieza así: hablar de educación en España es hablar de fracaso escolar, de abandono y de malos resultados . Se le olvida decir también que es hablar de maestras que se comen a los niños, de bullying, de huelgas de profesores, de instalaciones obsoletas y de una profesión, la vinculada a lo docente, con el mayor porcentaje de bajas por estrés, ansiedad y depresión del mundo. Cuando uno quiere pintar un cuadro negro, lo único que necesita es elegir, de entre todos los colores de la paleta, el negro. Entre tanta sombra, adivina la autora un resquicio de luz en el rincon del cuadrilátero que ocupan los padres y madres. Dice que crece su implicación en el fracaso, digo, en la recuperación, del sistema educativo. Y fundamenta su opinión en los datos de un estudio de la Fundación de Cajas de Ahorro según el cual sacan mejores notas los alumnos cuyos padres se interesan por su educación. Como ejemplos de implicación, aporta el que vayan a
Cuando uno desnuda el contenido de sus neuronas delante de los demás convienen presentarse. Yo no sé cómo hacerlo, fuera de convencionalismos al uso. La protagonista de la novela que estoy leyendo no tiene tantos problemas. Soy viuda, bajita, fea, rechoncha -dice- , tengo callos en los pies y también, a juzgar por ciertas mañanas que a mi misma me incomodan, un aliento que tumba de espaldas. Como rara vez soy amable, aunque siempre cortés, no se me quiere, si bien pese a todo se me tolera porque correspondo tan bien a lo que la creencia social ha aglutinado como el paradigma de la portera de finca, que soy uno de los múltiples engranajes que hacer girar la gran ilusión universal según la cual la vida tiene un sentido que se puede descifrar fácilmente. Hala! A mí me parece un buen objetivo intermedio este de ser tolerado por los comunes para ser parte del engranaje que da sentido a la vida. Ya vendrán otros objetivos después. Quedaría por responder entonces cual es el paradigma del pr