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Mostrando entradas de junio, 2009

el paradigma del profesor y del maestro: al cabo de la vida

No sé quien me lo enseñó, pero lo aprendí, que el pan y el periódico satisfacen una misma necesidad primaria. Hace tiempo que no como pan y que leo el periódico a través de internet, pero es lo que veo los domingos por la mañana cuando voy a por los bollos del desayuno: gente mayor con el pan y el periódico. Uno te pone el estómago en su sitio, y el otro el resto del cuerpo. Del soy yo te das cuenta al levantarte, o un rato después. Del estoy aquí te da cuenta el periódico. Los expertos nutricionales esos que crecen como setas dicen que desayunar mal debería constituir un ilicito penal y ser severamente castigado. Elogio del pan, tostado con mantequilla, y mejor para los panaderos. Pero no oigo a ningún pedagogo decir que no se puede entrar al aula sin haber leído el periódico de hoy. Pero si no lo has leído, ¿cómo vas a saber que el mundo que quieres que conozcan y que amen sigue ahí? Hay noches que al rezar el padrenuestro pido a Dios el periódico en lugar del pan. Pero es que hac

el paradigma del profesor y del maestro: la discreción

Mi animadversión por la clase médica es tal que rebusco en sus escritos para encontrarles en renuncio. La primera en la frente. Descubrí que cuando empiezan a ejercer juran, entre otras cosas, guardar silencio sobre todo aquello que, en su profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas . En los últimos años, la sociedad ha decidido proteger especialmente los datos de las personas. Y a muchos maestros y profesores este cambio nos ha pillado en la higuera. Estamos acostumbrados a trajinar con informes y con números de teléfono y nos los pasamos y cambiamos como cromos en la Plaza Nueva, incumpliendo la Ley con la misma alegría con la que asaríamos unas morcillas delante del Muro de las Lamentaciones, diciendo además al agente que nos detenga: - eh, oiga, que yo estoy de vacaciones, y aquí no hay ningún cartel que lo prohíba.. Qué bien si retrajéramos el juicio y preguntáramos más

el paradigma del profesor de Secundaria: exige (y 2)

Si exigimos a cada uno según sus posibilidades, cada uno permanecerá dentro de sus limitaciones. Por el contrario, una persona sacará a flote sus capacidades en la medida en que se le exija. Ricardo Moreno Castillo Panfleto Antipedagógico ¿Y cómo sabe un profesor cuáles son las posibilidades de un alumno? Guardando los resultados del coeficiente intelectual en un cajón con llave y mirándole a los ojos.