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Mostrando entradas de febrero, 2014

Lo fácil y lo difícil

No hay niños difíciles. Hay niños a los que se les hace difícil venir a la escuela, atender a nada 50 minutos sin moverse, jugar con otros sin pegar, ir a sus casas por la tarde. Hay profes a los que se les hace difícil trabajar con estos niños, o con otros. No les queda otra que aprender a enseñar a esos niños, también. Con más horas lectivas de las que se puede impartir con un mínimo de calidad, sin prestigio social ni más reconocimiento que el de sus amigos...  aprender a enseñar Nadie dijo que fuera fácil. Pero tiene sentido. Y se puede leer en la mirada de aquellos niños.

Cambiar la mirada

Innovación y creatividad suenan a los oídos de muchos en la escuela como lo que haríamos los maestros si no tuviéramos que solucionar los marrones de cada día. Y no, innovación y creatividad es lo que hay que poner en juego para solucionar los marrones de cada día.

¿Dónde está el Director?

¿Dónde está el Director?, preguntaban los profesores por los pasillos. En su intento por estar en todas partes, nunca estaba donde lo necesitaban. ¿Para qué está el Director?, se preguntaba el Director cuando interrumpían una reunión en su despacho preguntando dónde estaba el alargador (se ha escrito mucho acerca de si el lugar de los alargadores de corriente es el despacho de dirección, así que no voy a repetir argumentos). Dónde y para qué está el Director, o el Jefe de Estudios, o el Coordinador, son algunas de las preguntas que nos hicimos estos días reflexionando sobre personas y escuela con Roberto Escudero, en Aiete. De contestarlas a tiempo depende la salud de los directivos. Y de la escuela. Así que a preguntar. Y a responder. Gracias, Roberto!

The problem we all live with

Es una suerte compartir tiempos de aprendizaje con Amparo Escamillas. Seguramente, es una de las personas que más sabe de competencias básicas, de inteligencias múltiples y de aprendizaje cooperativo. Pero lo que sabe no es lo más importante. Porque algunos que saben mucho te apabullan de tal manera con sus argumentos que te hacen sentir minúsculo. Amparo no. Ella sabe lo que sabe porque lo que piensa, lo que lee y lo que escribe lo lleva a las aulas, a ver cómo sale. Y luego nos lo enseña. Amparo no nos dice lo que tenemos que hacer, sino lo que podemos hacer para disfrutar más de ser maestros. Por ejemplo, mirar un cuadro maravilloso. Gracias, Amparo.

Cambiar, hay que cambiar

En la escuela, cambiar, hay que cambiar. Primero, porque si seguimos haciendo las mismas cosas seguiremos obteniendo los mismos resultados. Y de resultados no debemos ir muy bien, porque yo veo a mucha gente descontenta con cómo le salen las cosas (no, no le estoy dando la razón, señor Wert, no hablo de esos resultados, ni del cambio que usted propone). Segundo, porque si cambian los otros, cambiamos nosotros. Si cambian los alumnos y los padres, y vaya que si cambian, cambiamos los maestros. Y tercero, porque hay que hacer las cosas como Dios manda. Esta semana nos preguntaba Pagola: ¿qué decía Jesús que había que hacer ? El evangelista Marcos, que hubiera sido telegrafista de haber nacido diecinueve siglos más tarde, por su gusto por lo escueto, lo deja bien clarito: - Convertíos Para empezar. "Y de lo demás (creer la Buena Noticia, anunciarla por ahí, curar enfermos, ser perfectos...) ya hablamos luego". De que dijera esto último no hay constancia histórica, pero