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Cambiar, hay que cambiar

En la escuela, cambiar, hay que cambiar. Primero, porque si seguimos haciendo las mismas cosas seguiremos obteniendo los mismos resultados. Y de resultados no debemos ir muy bien, porque yo veo a mucha gente descontenta con cómo le salen las cosas (no, no le estoy dando la razón, señor Wert, no hablo de esos resultados, ni del cambio que usted propone).

Segundo, porque si cambian los otros, cambiamos nosotros. Si cambian los alumnos y los padres, y vaya que si cambian, cambiamos los maestros.

Y tercero, porque hay que hacer las cosas como Dios manda. Esta semana nos preguntaba Pagola: ¿qué decía Jesús que había que hacer?

El evangelista Marcos, que hubiera sido telegrafista de haber nacido diecinueve siglos más tarde, por su gusto por lo escueto, lo deja bien clarito:

- Convertíos

Para empezar. "Y de lo demás (creer la Buena Noticia, anunciarla por ahí, curar enfermos, ser perfectos...) ya hablamos luego". De que dijera esto último no hay constancia histórica, pero yo estoy seguro de que lo dijo, porque Jesús sabía que la gente que se le acercaba preguntando qué había que hacer era bastante garrula, y si les hubiera dicho que había que hacer cuatro cosas se habrían alterado.

Convertíos, les dijo, que es algo así como decir:

- ¿Eres esto? Pues sé otra cosa. Cambia, porque si no cambias no hay nada que hacer.

Hala! Toma aprendizaje transformacional.

Yo voy a ver qué cambio esta semana.¿Y tú?

Comentarios

  1. Me gusta el telegrama. Sobre todo porque estos días precisamente nos están dando la vara con cursos en los que se nos habla de revolucionar, de dar la vuelta como un calcetín a la escuela... cambio, sí. Mejor conversión, mucho mejor. Pero de revoluciones nada. Creo...

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