Los Centros Educativos Vicencianos tienen la sana costumbre de elegir cada curso un valor en el que fijar la atención de alumnos, padres y maestros.
Este año es el valor de la sensibilidad. El núcleo duro de la inteligencia emocional, a la que dimos vueltas en las Jornada de Formación de la semana pasada, y en las que participamos 517 profesores de Irun, Hernani, Donostia-San Sebastián, Mutriku, Llodio, Vitoria-Gasteiz, Bilbao, Barakaldo, Santurtzi, El Astillero, Laredo, Santoña, Polanco, Santander, Burgos, Aranda de Duero, Tudela de Duero, Valladolid y Medina de Rioseco.
Una muestra de senbilidad es mirar a los ojos a tu compañero de departamento cuanto entra por la mañana en el despacho. Sonreir y saludar. Decir palabras entre maestros, como las que propone Manu Velasco en su blog.
Este año es el valor de la sensibilidad. El núcleo duro de la inteligencia emocional, a la que dimos vueltas en las Jornada de Formación de la semana pasada, y en las que participamos 517 profesores de Irun, Hernani, Donostia-San Sebastián, Mutriku, Llodio, Vitoria-Gasteiz, Bilbao, Barakaldo, Santurtzi, El Astillero, Laredo, Santoña, Polanco, Santander, Burgos, Aranda de Duero, Tudela de Duero, Valladolid y Medina de Rioseco.
Una muestra de senbilidad es mirar a los ojos a tu compañero de departamento cuanto entra por la mañana en el despacho. Sonreir y saludar. Decir palabras entre maestros, como las que propone Manu Velasco en su blog.
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