Lo que he leído estos últimos días me hace seguir pensando en nosotros,
profesores, en clave de DESARROLLO PROFESIONAL. No como alguien que ha llegado, sino como aprendices
activos implicados en la preparación, observación y reflexión sobre su tarea
docente.
En la ponencia que tuvo en el VI Congreso Internacional sobre dirección de centros educativos, celebrado en Deusto en 2013, Clemente Lobato, profesor de la UPV, citaba este antiguo cuento de Colonia (Alemania), en el que los protagonistas son Toenis y Schel:
- ¡Cuánto me gustaría ser un pájaro!
- Y, ¿por qué quieres ser un pájaro?
- Porque así podría volar.
- Pues yo, entonces, me gustaría convertirme en dos pájaros.
- ¿Por qué en dos pájaros?.
- Pues, porque entonces yo podría observar cómo vuelo.
- Pues yo quisiera convertirme en tres pájaros.
- Y, ¿por qué?
- Porque entonces yo podría volar detrás
de mí y observar cómo observo cómo vuelo.
- ¿Ah!,
entonces a mí me gustaría convertirme en cuatro pájaros.
- ¿Y por qué en cuatro?
- Porque así podría yo volar en dirección contraria y observar cómo vuelo detrás
de mí y observar cómo observo cómo vuelo.
Volar, volamos, unos mejor, otros peor, como en cualquier trabajo, como en cualquier profesor. ¿Pero observamos cómo volamos? ¿Alguna vez...?
Comentarios
Publicar un comentario