Irrumpió en el despacho de la directora diciendo que tenía que subir al recibidor, que la estaban humillando y que ella no estaba dispuesta a pasar por aquello.
Dirigió la mirada hacia la puerta y preguntó:
- ¿Que ha pasado? (error número 1, ¿a quién se le ocurre preguntar qué ha pasado a una persona que está tan enfadada que no puede contar lo que ha pasado sino lo que está sintiendo?)
- ¡Ya te lo he dicho! Hay una madre que está poniendo en tela de juicio mi trabajo y quiero que subas a defenderlo, que creo que es lo que tiene que hacer una directora.
Subió (error número 2, no intentar calmar a la profesora).
Con la profesora (error número 3, considerar que una directora es, por encima de todo lo demás, el "primo de Zumosol" de los profesores que se sienten humillados).
Y se encontró en el recibidor con una mujer asustada, que terminaba de secarse las lágrimas y a la que la profesora retaba a que repitiera delante de la directora lo que acababa de decirle a ella.
La madre intentó explicarse pero no podía. Y entonces tomó la palabra la profesora para decir lo que (ella había interpretado a partir de lo que) la madre le había dicho.
La directora asistió al relato mientras la madre seguía sollozando y musitaba "no es verdad" (error número 4, aquel monólogo con testigos no tuvo que tener lugar).
Si tú eres profesora y crees que los padres están para asumir lo que digan los profesores, que para eso eres la profesional, entonces, cuando discrepan en algo, puedes llegar a pensar, incluso, que te están humillando.
Si tú eres madre y crees que a los directores de colegio solo se acude en situaciones gravísimas, entonces, cuando te amenazan con hacerlo aparecer donde estás, te asustas.
No hay otra que cambiar las creencias. Y así, empezamos a cambiar las cosas.
PD (por si a alguno le parece relevante lo que dijo la madre) Tras preguntar, por separado, a la madre y a la profesora, la directora pudo conocer que, después de que la profesora le dijera a la madre que su hijo "era un vago y un jeta, y que en casa no le ponían las pilas", y mientras argumentaba para defender ese juicio, la madre explicó, con la idea de defenderse de aquello que consideraba un ataque, que su hijo le decía que la profesora "mandaba muchos deberes para hacer en casa". Ya está.
Dirigió la mirada hacia la puerta y preguntó:
- ¿Que ha pasado? (error número 1, ¿a quién se le ocurre preguntar qué ha pasado a una persona que está tan enfadada que no puede contar lo que ha pasado sino lo que está sintiendo?)
- ¡Ya te lo he dicho! Hay una madre que está poniendo en tela de juicio mi trabajo y quiero que subas a defenderlo, que creo que es lo que tiene que hacer una directora.
Subió (error número 2, no intentar calmar a la profesora).
Con la profesora (error número 3, considerar que una directora es, por encima de todo lo demás, el "primo de Zumosol" de los profesores que se sienten humillados).
Y se encontró en el recibidor con una mujer asustada, que terminaba de secarse las lágrimas y a la que la profesora retaba a que repitiera delante de la directora lo que acababa de decirle a ella.
La madre intentó explicarse pero no podía. Y entonces tomó la palabra la profesora para decir lo que (ella había interpretado a partir de lo que) la madre le había dicho.
La directora asistió al relato mientras la madre seguía sollozando y musitaba "no es verdad" (error número 4, aquel monólogo con testigos no tuvo que tener lugar).
Si tú eres profesora y crees que los padres están para asumir lo que digan los profesores, que para eso eres la profesional, entonces, cuando discrepan en algo, puedes llegar a pensar, incluso, que te están humillando.
Si tú eres madre y crees que a los directores de colegio solo se acude en situaciones gravísimas, entonces, cuando te amenazan con hacerlo aparecer donde estás, te asustas.
No hay otra que cambiar las creencias. Y así, empezamos a cambiar las cosas.
PD (por si a alguno le parece relevante lo que dijo la madre) Tras preguntar, por separado, a la madre y a la profesora, la directora pudo conocer que, después de que la profesora le dijera a la madre que su hijo "era un vago y un jeta, y que en casa no le ponían las pilas", y mientras argumentaba para defender ese juicio, la madre explicó, con la idea de defenderse de aquello que consideraba un ataque, que su hijo le decía que la profesora "mandaba muchos deberes para hacer en casa". Ya está.
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