¿Cuántas veces, en los últimos treinta años, ha cambiado la Filosofía de estatus en el sistema educativo español, de obligatoria a optativa, de relativamente importante a irrelevante? Ni te acuerdas.
¿Cuánto se piensa en España? Poco. De esto te acuerdas bien porque ves la televisión, y te das cuenta de que muchos de los programas que triunfan cultivan la estulticia.
"España no es un país para filósofos", dice Toni, el protagonista de Los vencejos, la última novela de Fernando Aramburu.
- "Hace demasiado calor. España es un país de playas, tabernas y fiestas populares".
El padre de Toni definió la filosofía como "una actividad de solitarios amargados, habitantes de tierras oscuras. Una manera de matar las horas junto a los rescoldos de la chimenea, cuando fuera hace un frío que pela, sopla el viento y anochece a las cuatro o las cinco de la tarde".
Y como el padre de Toni piensan muchos. Y algunos, con capacidad, que no competencia, para decidir cosas.
¡Cuánta razón tienes!
ResponderEliminarAunque lo del calor en estas tierras, poco favorable a la Filosofía será una forma de intentar justificarlo, porque en Grecia nació y nada más lejos de tierras de frescor y oscuridad diurna.
Pero claro, era otro momento histórico. Ahora estamos en ese movimiento del péndulo donde reflexionar y mirarlo todo desde distintas perspectivas, está menospreciado, no sea que vayas a darte cuenta que algún otro lejano a tí en ideología, lleva parte de razón.
¡Qué tristeza!, con lo que se puede disfrutar siguiendo "Las clases de Filosofía a martillazos" con Darío Sztajnszrajber, editorial Paidós.
Habrá que esperar, con resignación, a que el péndulo cambie de tendencia ya no puede quedar mucho. Aunque se indigesten, mientras tanto, semejantes decisiones.