Mi animadversión por la clase médica es tal que rebusco en sus escritos para encontrarles en renuncio. La primera en la frente. Descubrí que cuando empiezan a ejercer juran, entre otras cosas, guardar silencio sobre todo aquello que, en su profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.
En los últimos años, la sociedad ha decidido proteger especialmente los datos de las personas. Y a muchos maestros y profesores este cambio nos ha pillado en la higuera. Estamos acostumbrados a trajinar con informes y con números de teléfono y nos los pasamos y cambiamos como cromos en la Plaza Nueva, incumpliendo la Ley con la misma alegría con la que asaríamos unas morcillas delante del Muro de las Lamentaciones, diciendo además al agente que nos detenga:
- eh, oiga, que yo estoy de vacaciones, y aquí no hay ningún cartel que lo prohíba..
Qué bien si retrajéramos el juicio y preguntáramos más antes de hacer.
He recogido estas aportaciones sobre el valor de la discreción y un cuento final.
ResponderEliminarDISCRECIÓN: VALOR PRIMORDIAL:
Es interesante la descripción iconográfica de la discreción. “Se representa en una matrona de notable continente, con el traje de oro y manto dorado, los que simbolizan respectivamente la prudencia y la gravedad. Con una mano se tapa los ojos y con la otra la boca, Su atributo principal es una plomada, indicando que la prudencia determina y preside todos sus actos.”
La discreción es un atributo de gran trascendencia, su esmerado empleo contribuye a una buena vida de relación con familiares, vecinos, amistades, compañeros de estudio o de trabajo. Evita el desentendimiento, la discordia y muchas veces, hasta la enemistad en la intercomunicación humana.
Ser discreto, es ser sensato en la formulación de juicios y tener mucho tacto, con buen esmero en la expresión de los conceptos a trasmitir a los demás. Es no hacer partícipe de noticias escabrosas, o conceptos maliciosos innecesarios a los otros.
En la vida de relación la discreción es la virtud de la mesura, regula el atributo y el equilibrio de las otras virtudes.
El ser discreto, es una noble cualidad y el arte de saber guardar un secreto, de no hacer preguntas ni averiguaciones inoportunas, de no forzar la intimidad espiritual ni física de su prójimo allegado. El discreto, no impone su presencia molesta e inoportuna en la vida de las demás personas.
El ser discreto, es cultivar la tabla de los valores éticos y morales, es ser sensato para formar juicio y fundado tacto para hablar, actuar y emitir opiniones sobre los otros seres.
EL CUENTO: "Un niño lloraba en la puerta de su casa, a moco tendido, a chorros de lagrima; se le acercó un señor, quizás de buena fe y con el objeto de ayudar, y le preguntó: ¿Niño por qué lloras, que te pasó? Y el niño no contesta. Y repite la pregunta el señor. El niño no contesta. Y el señor repite y repite la pregunta, que al fin el niño entre sollozos contesta:! Mi papá me pegó¡ ¿Y por que te pegó tu papá? El niño no contesta. Repite el señor la misma pregunta, una y otra vez, el niño sigue llorando, y ante tanta insistencia, contesta el niño entre sollozos:
¡POR METERME EN LO QUE NO ME IMPORTA!"
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ResponderEliminarPues sí, debería ser de sentido común saber qué hay que callar, porque no aporta nada y qué conviene decir, y hay que hacerlo, por lo contrario.
ResponderEliminarDebería ser de sentido común saber, qué no tenemos derecho a decir porque, sencillamente, no nos pertenece.
Debería ser de sentido común pero, ya se sabe, no es común este sentido.
No creo que sea la discreción, precisamente un valor en alza ¡Anda que no formamos cadenas boca-oido, en la que el secreto va difundiéndose como spray de ambientador, a la par que añadimos matizaciones de la propia cosecha! Siempre sin mala intención, ¡faltaría más!
He intentado añadir algo a tus aportaciones, Sofía, y el buscador me ha llevado a páginas de contactos (parece que ahí, sí se cuida) ¡Tiene bemoles!!!