"Los profesores sabemos que para enseñar tenemos que seguir dos pedagogías: la de la razón y la del sentimiento. Debemos explicar lo que sabemos y explicar también nuestros entusiasmos. La primera, les proporcionará el conocimiento. La segunda, el ánimo para conocer".
Donde Marina (El aprendizaje de la sabiduría, Ariel, barcelona 2009, pag 197) dice "sabemos", yo pondría "no sé si sabemos".
Donde Marina (El aprendizaje de la sabiduría, Ariel, barcelona 2009, pag 197) dice "sabemos", yo pondría "no sé si sabemos".
Seguro que también hay que explicar los entusiasmos.
ResponderEliminarPero eso es lo que más se transmite casi sin querer, por "ósmosis", al ver tus alumnos de qué forma tratas el conocimiento y de qué manera lo trasmites; también la ilusión con la que entras a clase y recibes sus preguntas y lo creativo que eres en clase en función de lo que haga falta y de lo que les muestres del mundo a través de tu materia y cómo lo hagas. Lo que des de ti que no está en los libros y de tus experiencias personales.
Claro, que también se transmite por la misma vía y casi sin quererlo cuando te falta el entusiasmo. Es que se transmite el sentimiento que se tiene, ni más ni menos.
Y qué poco se habla de esto!! Y es precisamente, lo que las tecnologías, por muy innovadoras que sean, nunca podrán suplir: el entusiasmo del que entra en el aula creyendo en lo que hace.
ResponderEliminarEntre, buena tecnología sin entusiasmo; o un cierto desfase en cuanto a lo más innovador pero auténtica vocación..., me que do con lo segundo
Aunar ambas cosas...Puaff ¡demasiao!!