Los asesinatos de Paris han movido muchas cosas: las tripas de bastantes, la conciencia de muchos, las convicciones de algunos, la seguridad y la confianza de tantos... A mí y a otros se nos ha movido todo: las tripas, la conciencia, las ideas...
Oigo a Pepa Bueno y al Ministro de Justicia, Rafael Catalá, hablar de cambiar las cosas, de repensar ideas y proyectos, de revisar lo que hasta ahora servía para ver si sigue sirviendo.
Por supuesto, muchas miradas se dirigen a la escuela. A ella le tocará prefigurar la nueva sociedad de la vieja Europa, y hacerla posible.
Pero, ¿qué habremos hecho estos días en la escuela? ¿Habremos hecho girar sobre Charlie Hebdo, Mahoma y las libertades religiosa y de expresión, lo que hacemos en el aula y fuera de ella, o se nos ha vuelto a escapar la realidad? ¿Se nos habrá ocurrido centrar en ello nuestra reunión semanal de profesores, para poner encima de la mesa el ideario o el proyecto educativo, y dialogar acerca de cómo están definidos en ellos la tolerancia y el respeto, que seguro que están entre los valores que promovemos desde el centro (no vaya a ser una definición de otro, o de cuando la realidad era otra)? ¿Para ver si en esa definición encaja la brutal realidad de Paris, el estado islámico, o los guettos en los que alguna Europa encierra a sus inmigrantes?
Oigo a Pepa Bueno y al Ministro de Justicia, Rafael Catalá, hablar de cambiar las cosas, de repensar ideas y proyectos, de revisar lo que hasta ahora servía para ver si sigue sirviendo.
Por supuesto, muchas miradas se dirigen a la escuela. A ella le tocará prefigurar la nueva sociedad de la vieja Europa, y hacerla posible.
Pero, ¿qué habremos hecho estos días en la escuela? ¿Habremos hecho girar sobre Charlie Hebdo, Mahoma y las libertades religiosa y de expresión, lo que hacemos en el aula y fuera de ella, o se nos ha vuelto a escapar la realidad? ¿Se nos habrá ocurrido centrar en ello nuestra reunión semanal de profesores, para poner encima de la mesa el ideario o el proyecto educativo, y dialogar acerca de cómo están definidos en ellos la tolerancia y el respeto, que seguro que están entre los valores que promovemos desde el centro (no vaya a ser una definición de otro, o de cuando la realidad era otra)? ¿Para ver si en esa definición encaja la brutal realidad de Paris, el estado islámico, o los guettos en los que alguna Europa encierra a sus inmigrantes?
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