El primer día de una persona en su nuevo trabajo suele venir precedido de una noche sin dormir y de muchos nervios en el camino. Nunca se sabe.
- Soy el nuevo.
Dije a la persona que atendía el teléfono en Recepción el 1 de septiembre del año en el que entré al Colegio. Los unos de septiembre en los Colegios son unos días imposibles, así que me dedicó el tiempo justo de acompañarme a un recibidor. Tenía que seguir atendiendo el teléfono. La directora me dedicó unos minutos, y después pasé la mañana buscándome la vida.
Cada uno tenemos nuestra historia, pero las de los maestros los unos de septiembre suele parecerse a esta.
Podría ser diferente. Y sería mejor.
Daniel Coyne ("Cuando las arañas tejen juntas pueden atar a un león", Conecta, Barcelona 2018, pag.191) lo ilustra con este ejemplo de alguien a quien contrata Pixar, sea como director, como camarero en la cafetería o para trabajar en administración:
"el primer día se hace pasar a esa persona y a algunos otros novatos a la sala de proyecciones. Se le pide que se siente en la quinta fila, porque ahí es donde se sientan los directores. Entonces oye estas palabras: fuerais lo que fueseis antes, ahora sois cineastas. Necesitamos que nos ayudéis a mejorar nuestras películas. El efecto es increíble. Te sientes otro -aseguraba uno de ellos-."
Seguro que podemos imaginar un uno de septiembre diferente. Y mejor.
- Soy el nuevo.
Dije a la persona que atendía el teléfono en Recepción el 1 de septiembre del año en el que entré al Colegio. Los unos de septiembre en los Colegios son unos días imposibles, así que me dedicó el tiempo justo de acompañarme a un recibidor. Tenía que seguir atendiendo el teléfono. La directora me dedicó unos minutos, y después pasé la mañana buscándome la vida.
Cada uno tenemos nuestra historia, pero las de los maestros los unos de septiembre suele parecerse a esta.
Podría ser diferente. Y sería mejor.
Daniel Coyne ("Cuando las arañas tejen juntas pueden atar a un león", Conecta, Barcelona 2018, pag.191) lo ilustra con este ejemplo de alguien a quien contrata Pixar, sea como director, como camarero en la cafetería o para trabajar en administración:
"el primer día se hace pasar a esa persona y a algunos otros novatos a la sala de proyecciones. Se le pide que se siente en la quinta fila, porque ahí es donde se sientan los directores. Entonces oye estas palabras: fuerais lo que fueseis antes, ahora sois cineastas. Necesitamos que nos ayudéis a mejorar nuestras películas. El efecto es increíble. Te sientes otro -aseguraba uno de ellos-."
Seguro que podemos imaginar un uno de septiembre diferente. Y mejor.
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