Cada año, en junio, las Consejerías dan instrucciones a los colegios para que organicen el curso siguiente. Son de obligado cumplimiento. Los Equipos Directivos las esperan como si fueran la piedra angular del edificio de la escuela.
Este año ha sido diferente. Algunas instrucciones no han llegado hasta agosto porque, como nadie sabe qué va a pasar en el curso que comienza en unas semanas, los Consejeros no sabían qué escribir.
Las instrucciones repiten las mismas cosas un año tras otro. Las de este año, no. Hablan de cómo se tose, de desinfección, de dividir el patio en secciones y de que el hecho educativo debe darse en un aula, que viene mediado por una mesa de uso individual, y con todos los alumnos mirando al frente, donde estará el profesor, con mascarilla. Nada de grupos ni de experimentos raros. La innovación, cuando haya vacuna, vienen a decir.
¿No es al revés?
Desde el Ministerio de Educación, las leyes y las directrices no han sido nunca las más adecuadas, lo hemos vivido los profesores a pie de obra en las aulas, cabía esperar que mucho menos en un caso tan especialmente delicado como éste.
ResponderEliminar