Bilbao, Nueva York, Bilbao es una novela de pescadores, entre otras muchas cosas.
En ella he aprendido que "el barco que está bien colocado es el que más pesca. El barco tiene que estar bien anclado en el mar, firme. Por eso es importante que tenga peso. Cuanto más peso, mayor la pesca."
He pensado en la desafortunada imagen del Colegio como un barco con remos. Ya no hay barcos con remos, pero cuando tenemos que hablar del trabajo en equipo seguimos diciendo la tontería esa (que sienta tan mal, por otra parte) de que tenemos que remar todos en la misma dirección porque estamos todos en el mismo barco.
Nos costará dejar de pensar en barcos, que en la escuela parecemos todos hijos de pescadores, o de navieros, pero podemos cambiar la imagen. Pasar de los remos al ancla. Y esperar que las tormentas que sacuden las aulas, y los pasillos, y los patios, y los despachos, nos pillen a cada uno donde tenemos que estar, con el ancla en su sitio.
En ella he aprendido que "el barco que está bien colocado es el que más pesca. El barco tiene que estar bien anclado en el mar, firme. Por eso es importante que tenga peso. Cuanto más peso, mayor la pesca."
He pensado en la desafortunada imagen del Colegio como un barco con remos. Ya no hay barcos con remos, pero cuando tenemos que hablar del trabajo en equipo seguimos diciendo la tontería esa (que sienta tan mal, por otra parte) de que tenemos que remar todos en la misma dirección porque estamos todos en el mismo barco.
Nos costará dejar de pensar en barcos, que en la escuela parecemos todos hijos de pescadores, o de navieros, pero podemos cambiar la imagen. Pasar de los remos al ancla. Y esperar que las tormentas que sacuden las aulas, y los pasillos, y los patios, y los despachos, nos pillen a cada uno donde tenemos que estar, con el ancla en su sitio.
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