Ir al contenido principal

Columna de verano

Como no es la época, en agosto no se habla de educación. De hecho, en algunos medios, la única noticia relacionada con este tema es que al ex - ministro del ramo de España, Mariano Rajoy le ha nombrado embajador de su país ante la OCDE, organización en la que, precisamente, trabaja su nueva esposa, la cual dejó unos meses antes de ser Secretaria de Estado, también de Educación, y también de España, para poner sus amplios conocimientos al servicio de la cooperación y el desarrollo en el mundo. Todo suena poco educativo, pero ocupa las páginas que los medios dedican a educación. Cosas que solo pasan en agosto, donde, por más que rascas, no hay noticia relacionada con los escuelas que llevarse al cerebro. 

Y es que los maestros y las maestras están en plena pretemporada, jugando amistosos, es decir, leyendo libros, de pedagogía, o cuentos, o novela negra, que tanto monta, monta tanto, a la hora de ejercitar las neuronas que se ocupan de la creatividad. 

Los profesores están haciendo largas caminatas por la orilla de la playa, pensando en cómo, ahora que dominan las materias, salir a seducir a los alumnos, para que estos les sigan como las ratas al flautista. 

Los docentes están subiendo al monte más alto, desde el que se ve todo el mundo. Se ven los niños degollados por padres enajenados, los que mueren cada día de hambre pero no serán nunca noticia. Se ven los cadáveres, siempre negros, del Mediterráneo. Y se ven hasta los leones muertos por dentistas ricos. Y ven todo eso para meterlo en la mochila y ponerlo delante de los niños en septiembre. Aunque parezca increíble, hay niños que viven de espaldas a la realidad durante el curso, porque tienen que estudiar, y en verano, porque tienen que descansar. 

Así que si veis un profe estos días descansando por ahí, invitadle al aperitivo. Son lo mejor que tenemos.

Comentarios

  1. Pedro, tienes esa facilidad en tu pluma (aunque escribas a golpe de teclado…) de ponernos delante de los ojos la realidad con ironía, con esperanza, con ilusión, con objetividad y con ánimos para las buenas prácticas en educación.

    Hoy me has dejado pensando (como siempre…) pero pegada al asiento y sin poder tomar ese aire que respiramos todos, incluidos los que son noticia en este impase vacacional.
    Muy propio del tiempo has hecho una macedonia con sangría de la sociedad que formamos. Es que en las informaciones parece que lo importante es lo mal que nos va. Por algo será…

    ¿Sólo los alumnos viven de espalda a la realidad?. Haces bien en recordárnoslo.

    Ni siquiera el guiño final del aperitivo me ha hecho quitar de la retina lo que también hay que trasladar a las aulas. Difícil encomienda para unirlo a la seducción. Y sin embargo, habrá que intentarlo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Contra el pedagogismo

Lo mejor de la entrada de la innovación en la escuela es que los maestros descubrimos que las cosas se pueden hacer mejor, y no igual que siempre. Lo peor, que muchos acabamos pensando que todo lo nuevo es bueno, y que lo anterior es malo. Estábamos perdiendo el equilibrio y tocaba recolocarse. Este ensayo de Alberto Royo ayuda a recuperar el equilibrio.  Nos recuerda que la escuela está para enseñar y que a la escuela se va a aprender: " el profesor ha de servir al conocimiento, y ser la vía de transmisión hacia el alumno ".  Dos cosas que se nos estaban olvidando, de tanto poner la felicidad en el apartado de los objetivos de la escuela, y de tanto subrayar que al maestro le toca sacar (de no se sabe qué parte de los alumnos lo que estos ya sabían pero no sabían que sabían) y no meter (en ellos, el conocimiento que no tenían). ¿Que cuánto tiene que saber un maestro? Mucho. ¿Que como tiene que transmitirlo? Muy bien. Usando la metodología que mejor se adapta a cada momento.

La era que vivimos.

Que el tiempo humano se mide en rachas, y no en años, es una evidencia. Pese a ello, muchas personas -en realidad, casi todas-, celebran el comienzo de año nuevo como si se abriera una etapa nueva en su vida, o en la de los demás. Algunos profesores y algunas profesoras, y también directores y directoras, viven el tiempo como una repetición del ciclo septiembre-junio. Siempre igual, siempre lo mismo. Vete tú a hablarles de previsión, y de planes. Yo quiero ser fiel a la realidad, y mido mi vida en rachas. Pese a ello, en cada Nochevieja tomo las uvas y beso a los míos, porque los quiero, y los veo felices.  La racha en la que estoy empezó con la pandemia, en 2020, y no es la mejor de las que he vivido. En realidad, más que una racha, tengo la sensación de estar viviendo una era. No veo su final. Pero estar, está.

Cabeza y mundo

La cabeza de los seres humanos no siempre está completamente de acuerdo con el mundo en que viven (Saramago, Ensayo sobre la lucidez, página 170). Eso explica que, tres semanas después de la tarde del 20 de agosto, Rubiales no sepa todavía qué hizo tan mal. Eso explica que, pasadas dos semanas de la Asamblea Extraordinaria de la RFEF, Luis de la Fuente siga creyendo que no hay razones para dejar de ser seleccionador. Eso explica que, mes y medio después de las elecciones del 23 de julio, Núñez Feijoo diga que lo democrático es, solo, que se deje gobernar al partido más votado. Solo son tres ejemplos de cómo cabeza de algunos y mundo de todos habitan en lugares distintos. Muchas personas piensan que las cosas son lo que no son (a lo mejor son lo que eran en el momento en el que dejaron de pensar), y eso solo puede provocar dos cosas: a ellas, que vayan por donde no hay salida, o que estén donde no les toca. Y a los demás, algo de vergüenza. Como soy maestro, concluyo que la escuela deb