Os lo he dicho mil veces, y no aprendéis, suelen decir algunos profesores malos.
Y en plena quinta ola (¿cuántas olas hay?) me encarno en profesor malo para repetiros que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede 
permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que 
espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los
 pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para
 desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande
 a morir a una ciudad dichosa (Albert Camus, "La peste")
 
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