Mira que se dicen cosas feas de la escuela: que si no hay nivel, que si los profesores no tienen más que vacaciones, que se están quedando viejas y reviejas, por muchas pizarras digitales que tengan... Pues bien, todo eso tan malo que se dice de la escuela nunca podrá ocultar los millones de "niños que ha salvado de las taras, los prejuicios, la altivez, la ignorancia, la estupidez, la codicia, la inmovilidad o el fatalismo de las familias" (Daniel Pennac, Mal de escuela, Literatura Mondadori, pag. 25)
Me escribe Laura y me dice que le ha dicho el inspector que, una vez que se incorpore de nuevo al centro el alumno al que sancionaron con varios días de suspensión del derecho de asistencia a clase, tendrán que implementar medidas de vigilancia, para evitar situaciones susceptibles de ser catalogadas como bullying. Medidas de vigilancia... ¿Os imagináis que cuando estudiabais Magisterio hubiera venido un profesor a explicar la "implementación, seguimiento y evaluación de medidas de vigilancia"? - Oiga, que Criminología es en el edificio en enfrente... ¿Os imagináis que cambiamos el mapa de competencias del profesor o la profesora de Secundaria para incorporar la competencia de vigilar seriamente, que no existe? ¿Con sus evidencias y todo? Evidencia 1: sabe camuflarse en medio de la multitud de alumnos y alumnas, pareciendo uno de ellos. Evidencia 2: utiliza recursos técnicos que adquiere en "la tienda del espía" o a través de páginas web rusas o armenias. ... Y así ...
Recuerdo haber leído el libro de Pennac que nos recomendaste en el curso de Madrid casi cuando apareció en el mercado. El libro dejó un mensaje importante para mí. Pennac era un "cancre" en la escuela, un cáncer como le llaman los franceses a los alumnos que suspenden todo, hasta que encontró "ese" profesor que se fijó y confió en él, y su vida cambió. Hoy Pennac es profesor él mismo y un escritor de éxito.
ResponderEliminarTodos querríamos convertirnos en "ese" profesor del libro de Pennac. Un mal profesor es una cosa desastrosa, es catastrófico incluso para el propio docente interesado.Ahora bien un profesor que llegue alguna vez a tocar el corazón de un alumno justifica creo el por qué y para qué (como tú decías en el curso)de la travesía en este barco.
Saludos desde Vigo.
Y cuando tocas el corazón del un alumno, eh?. Entonces todo cobra sentido, aunque sea por un rato. Y de ello hay que vivir un buen tiempo luego. Por eso creo que esas experiencias hay que escribirlas, y cuando llegue el momento de la madurez, componer con ellas la sinfonía del buen profesor que hemos sido.
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