Veo al Consejo Escolar del Estado, a la señora Ministra de Educación y a los señores y señoras Consejeros de Educación de las Comunidades Autónomas muy centrados en que todo siga igual aunque nada esté en su sitio.
Veo a muchos Directores y Directoras pendientes de sus Instrucciones, en particular en lo que se refiere al programa, a la evaluación y a la promoción de curso.
Y luego llega el sábado y veo, como cada sábado, que el Presidente Sánchez nos dice que vivimos el mayor reto como sociedad al que nunca nos hemos enfrentado, que nos toca vivir como nunca hemos vivido. Nos habla de héroes y de victoria. Todo el país pegado a la pantalla a ver si dice cuándo acaba esto..., y nos dice que la batalla será larga y que quedan días muy duros por venir. Y apela a la responsabilidad individual, porque este virus lo paramos entre todos y entre todos estás tú.
Lo que dice me cuadra, porque tengo oídos para oir y ojos para ver. Que lo que nos rodea es lo más extraordinatrio que hemos vivido hasta los que tenemos 55 años. Que hay niños y niñas que ven que mueren sus abuelos y no hay ni funeral. Que hay niños y niñas solos en casa. Otros, mal acompañados. Muchos, sin ordenador. Miles, sin ganas ni ayuda.
Y a los directores nos preocupa si hay que "avanzar materia"... (¿pero hasta dónde quieres avanzar, compañero? ¿Y a quién llevas contigo en el "avance"?)
Y nos preocupa que tenga lugar la segunda evaluación. Y la tercera.
Y queremos saber cuándo acaba el curso.
Y a algunos nos preocupa que se pueda aprovechar el verano para "reforzar contenidos".
¿A nadie se le ha ocurrido pensar que cuando todo-es-distinto, la escuela también tiene-que-ser-distinta?
Veo a muchos Directores y Directoras pendientes de sus Instrucciones, en particular en lo que se refiere al programa, a la evaluación y a la promoción de curso.
Y luego llega el sábado y veo, como cada sábado, que el Presidente Sánchez nos dice que vivimos el mayor reto como sociedad al que nunca nos hemos enfrentado, que nos toca vivir como nunca hemos vivido. Nos habla de héroes y de victoria. Todo el país pegado a la pantalla a ver si dice cuándo acaba esto..., y nos dice que la batalla será larga y que quedan días muy duros por venir. Y apela a la responsabilidad individual, porque este virus lo paramos entre todos y entre todos estás tú.
Lo que dice me cuadra, porque tengo oídos para oir y ojos para ver. Que lo que nos rodea es lo más extraordinatrio que hemos vivido hasta los que tenemos 55 años. Que hay niños y niñas que ven que mueren sus abuelos y no hay ni funeral. Que hay niños y niñas solos en casa. Otros, mal acompañados. Muchos, sin ordenador. Miles, sin ganas ni ayuda.
Y a los directores nos preocupa si hay que "avanzar materia"... (¿pero hasta dónde quieres avanzar, compañero? ¿Y a quién llevas contigo en el "avance"?)
Y nos preocupa que tenga lugar la segunda evaluación. Y la tercera.
Y queremos saber cuándo acaba el curso.
Y a algunos nos preocupa que se pueda aprovechar el verano para "reforzar contenidos".
¿A nadie se le ha ocurrido pensar que cuando todo-es-distinto, la escuela también tiene-que-ser-distinta?
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